“Ayer, en la cena con mis hijos y sus parejas yo les respondí de tal manera… ellos me preguntaron cómo lo hice para, siendo un hijo de inmigrantes en Alemania, sin estudios y sin ninguna ayuda, cómo llegué a ser como soy y tener el puesto que tengo.

La respuesta fue ésta…

Yo, cuando tenía 9 años, mis padres emigraron a Alemania. En la escuela no me aceptaron al no saber alemán, me dijeron que regresara cuando supiese alemán y entonces me aceptarían. Mis padres en ese momento no tenían dinero para meterme en alguna escuela privada para aprender alemán y yo me tiré seis meses en la calle esperando que los niños regresaran de la escuela para yo jugar con ellos y hacer esto, ROBAR CON LOS OJOS.

Aquí aprendí a sacar lo mejor de cada persona, aprendí alemán y muchas cosas más, aprendí que me haría grande sacando de cada persona lo mejor que tiene y ponerlo en práctica…”

Este es el extracto de un whatsapp que responde un bonito texto que Manu recibió el día de ayer como felicitación de cumpleaños. No me atrevo a transcribir la conversación completa dado que no tengo el permiso para hacerlo.

Ayer noche, mientras estábamos cenando, recordábamos el inicio de nuestra relación, hace ya 25 años. Contabas anécdotas que yo ni tan siquiera alcanzo a recordar, y mientras te escuchaba, no podía dejar de ROBAR CON MIS OJOS esa ilusión que transmitías con tus gestos, con tus ojos, con esa sonrisa única…

Amigo Manu, con tu permiso, voy a empezar a escribir nuestros recuerdos, nuestras vivencias, pero sobre todo voy a empezar a liberarme y dar a conocer a esa persona tan querida y casi desconocida…

Te aseguro que si ahora te adoran, a medida que te conozcan más, van a entender lo difícil que es para mí equilibrar nuestra relación sin dejarme llevar por la admiración que tanto yo, como mi familia, te tenemos.

Un fuerte abrazo, FELIZ CUMPLEAÑOS y no se cuantas cosas más.