En un lugar de Sitges de cuyo nombre no quiero olvidarme, Hotel Dolce Sitges, viví el pasado sábado 18 de octubre, uno de los momentos mágicos y más entrañable de mi vida.

Celebraba mi 50 Aniversario. Mi mujer Montse con la ayuda  de mis hijos Paula y Marc habían preparado, bajo secreto de sumario, todos los detalles para hacerme uno de los regalos más emocionantes que jamás me habían hecho.

Dicho sábado cerca de las 21:00 horas, Montse procede a vendarme los ojos con una de esas corbatas que tanta “suerte” me han traído en la vida. Me introduce en el coche e iniciamos el viaje a un lugar desconocido para mí.

Minutos más tarde, después de unas cuantas vueltas extrañas que ayudaron a perder mi sentido de la orientación llegamos a destino… bajamos del vehículo y después de unos 100 metros de andadura temblorosa, Montse me invita a retirarme la corbata.

Y… sorpresa… ante mí perplejidad me encuentro rodeado de familiares y amigos. Durante unos segundos no supe qué hacer ni qué decir, simplemente una fuerza interna, creo que llamada FELICIDAD, me abordó y me incitó a repartir besos y abrazos que no eran más que una muestra de agradecimiento.

Todo estaba preparado, hasta el detalle que pudiera parecer más insignificante estaba cuidadosamente planificado.

Compartimos una espléndida barbacoa bajo la luz de la luna y ante un panorama (Sitges) motivo de sueños durante mis años de juventud.

Posteriormente tomamos unas copas, se bailó (yo, por supuesto, no…) y se disfrutó de uno de los vídeos que más me han emocionado en mi vida.

Prefiero evitar repasar todos y cada uno de los detalles, todos maravillosamente entrañables y sí quiero dejar escrita mi nueva lección de vida:

EL VALOR DE LA FAMILIA Y LA AMISTAD ESTÁ POR ENCIMA DE TODO !!!

Una imagen vale más que más de mil palabras. No dejéis de ver este vídeo.